La frescura del café ¿Cuánto tiempo dura el café fresco?
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Para los amantes del café, la frescura es un concepto sencillo de entender: como ocurre con muchos alimentos, cuanto más fresco, mejor. Por eso, en los últimos años, la frescura se ha convertido en un factor clave para las marcas especializadas en café, que buscan ofrecer algo mucho más atractivo que el café estándar del supermercado. Pero, ¿cuánto dura realmente un café fresco después de ser tostado?
¿Cuánto dura el café después de tostarse?
Los granos de café en su estado natural, conocidos como granos verdes, pueden mantenerse frescos hasta un año si están bien almacenados. Sin embargo, una vez que pasan por el proceso de tostado, la oxidación se acelera, afectando progresivamente en su sabor. Esto es comparable a lo que sucede con el pan, por ejemplo: la harina puede durar meses, pero una vez horneada como pan, se deteriora rápidamente.
Distintos factores, como el tipo de empaquetado, el perfil de tueste o si el café ya está molido o en grano, influyen en cuánto se conserva la frescura de los granos. Incluso dentro de los granos sin tostar, hay variaciones importantes, dependiendo de cómo se procesaron y almacenaron.
Antes de tostar: La importancia del almacenamiento
La manera en la que se almacenen los granos verdes (sin tostar) también afecta su durabilidad. Si se guardan en bolsas herméticas, por ejemplo, pueden conservarse mejor que si se almacenan en sacos de yute, que permiten el ingreso de aire (esto los productores ya lo saben y por eso utilizan bolsas ecotact, GrainPro o similares). Además, los granos de café son un producto agrícola diverso. Su densidad varía según el origen y la altura de cultivo; por ejemplo, los granos lavados de América Central suelen ser densos y duraderos, mientras que los granos de Sumatra, al usar un método de procesamiento húmedo, pueden necesitar consumirse en pocos meses para evitar que pierdan calidad.
El perfil de tueste influye en la frescura
Los granos de café tostados más oscuros, como los de espresso, suelen perder su frescura más rápido. El brillo que ves en estos granos oscuros proviene de aceites que migran a la superficie. Estos aceites, al estar expuestos al aire, pueden volverse rancios con rapidez. Los tostados más claros, en cambio, conservan estos aceites dentro del grano, manteniendo el café fresco durante más tiempo.
Después del tostado: ¿Cómo almacenar el café correctamente?
Cómo almacenemos el café ya tostado juega un papel crucial en la conservación de la frescura. Si el café se almacena en una bolsa de papel sin protección, la frescura se perderá rápidamente. Sin embargo, si el café está en una bolsa sellada con nitrógeno o tiene una válvula unidireccional, puede conservarse mucho mejor.
Los granos densos y de altura, almacenados en bolsas con válvula unidireccional, tienen más posibilidades de durar frescos hasta seis semanas después del tostado. Para lograr una buena experiencia en ese tiempo, es recomendable consumir el café en grano y molerlo justo antes de prepararlo.
Por otro lado, el “punto de frescura” del café para espresso es más corto y específico. Si el café está demasiado fresco, produce demasiada crema; en cambio, el café molido que se ha oxidado pierde sabor y produce poca crema. Para evitar esto, conviene poner en la tolva del molinillo solo la cantidad de café que vas a usar en pocos días o, si es posible, hacer dosis individuales para proteger el resto del aire.
En conclusión
La frescura del café es un factor importante, pero no obsesivo. De hecho, la frescura sigue una especie de “curva de campana”: el punto óptimo suele estar entre siete y diez días después del tostado, pero también existe un rango antes y después de este periodo en el que el café puede seguir siendo bueno.
En lo personal, prefiero recibir café recién tostado entre cinco y siete días después del tostado, pero si encuentro un grano interesante, no tengo problema en esperar un poco más, siempre que lo selle bien después de abrir la bolsa. Lo ideal es consumirlo dentro de la semana siguiente para aprovechar su sabor al máximo.
Al final del día, más que fijarse en la fecha exacta de tostado o en una fecha de vencimiento estricta, es mejor disfrutar el proceso de cambio que experimenta el café con el tiempo y ver cómo evoluciona su sabor.